Somos consecuencia de un mundo duro, despiadado, de las más duras y crudas verdades, de los peores sentimientos a tan poca distancia, de la tristeza y amargura más profunda rondando entre los miserables, de los árboles que caen no tan de a poco, como en un efecto dominó con topadoras, de pájaros que de volar libremente bajo el sol se vuelven cadáveres secos por el calor agobiante; de un mundo que funciona tan, pero tan mal, que ya nadie se preocupa.
jueves, 13 de noviembre de 2008
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